domingo, 2 de junio de 2013

EL CABALLO BLANCO

Por: El Mensajero








«Ven y mira.
Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dado corona, y salió venciendo para vencer».





El que lee entiende: el bello amor, el amor de los trovadores hacia las águilas, hacia las ovejas; así os habla el mensajero.

Una rama verde os anuncia la buena nueva, esta mañana como siempre, me he despertado antes de que cantaran los gallos y despierto estoy ya para recibir el brillo de la estrella reluciente de la mañana.

La abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel se había detenido ante nosotros revestida de unos fuertes rasgos de demonios enfurecidos. El diablo, el príncipe de este mundo, nos conocía; mientras muchos decían estar bendecidos por el CIELO y hacían sus vidas normales como cualquier otro ciudadano de este mundo con sus alegrías y sus penurias. Nosotros, envueltos en una nube, éramos abominados por Satanás; ello nos situaba en una realidad en el devenir de la profecía. La verdad o lo real nunca podrán estar al margen de los Evangelios, los intentos de expresar nuestros sufrimientos se muestran limitados y solamente aluden a una experiencia vivida que difícilmente puede ser descrita con palabras.