viernes, 24 de enero de 2014

LA LUZ DE UNA PERLA NUEVA

Por: EL MÉDICO ALQUINATURISTA
        TZU HANG


«45 31 Semejante fue el pacto con el rey David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá, cuando le hizo heredero del reino a él y a su linaje, a fin de llenar de sabiduría nuestros corazones, y de que su pueblo fuese gobernado con justicia, para que no perdiese su felicidad. Con lo cual hizo eterna la gloria de estos varones entre sus gentes».
Eclesiástico XLV: 31.

Tan poco se sabe sobre lo que es ser un maestro, que a veces la proclamación de sus enseñanzas se pone en duda. Es difícil perseguir todos los rastros de la verdad, máxime cuando existen fuerzas negativas que interfieren en ella. En este sentido, no ha habido ni ha existido en la Tierra ningún maestro sabio, gobernante o profeta que haya tenido la verdad absoluta. Solamente
Cristo la proclamó cuando Pilatos le preguntó: «¿Quién eres?» y él contestó:
«Yo soy la verdad», también cuando dijo: «Yo soy el único maestro». Pero lo que sí reina en muchos hombres es un perfecto acuerdo entre lo divino y lo humano que vislumbra para sí mismos las grandes leyes universales. Pues ellos abandonan sus estereotipos y están dispuestos a seguir las indicaciones del CIELO debido a que su propia naturaleza es capaz de aprehender los dictados divinos y en su soledad montañosa puede contemplar los estereotipos humanos disfrazados de los más sutiles colores.

Una vez un sabio me dijo: «Aquí me veo solo, contemplando la permutabilidad de todas las condiciones y esperando la coyuntura otoñal donde todo cae para que mediante la hibernación aparezca el hombre nuevo».

Mientras tanto:
  • El pastor deja suelto al rebaño para que sea libre sacrificando su vida mientras las ovejitas pastan.
  • Rinde explicaciones a las soberbias quejas.
  • Brillando como candiles socorre a la solitaria justicia.
  • Virgen que solamente conoce el yugo de la responsabilidad.
  • Va librando los espíritus de los grandes demonios.
  • Siendo rey vive como un esclavo, este es su cometido.

Muy drástica es la descripción del comportamiento moral cuyas reglas de conducta se repiten. La discrepancia entre la esencia y la apariencia se hace notar, aparte de los males que se manifiestan por los demonios, los demás males tienen como punto de partida la incomprensión de la doctrina que denota un comportamiento que no va más allá del de la gente del mundo. Sin embargo, el conocimiento del bien y del mal marca aquí la diferencia con dichas personas y este es el comienzo del desequilibrio que da lugar a los bloqueos de las alas. El TAO CS representa la base suprema del funcionamiento orgánico y hay que satisfacer sus necesidades para evitar que se produzcan reacciones nocivas. Pues el TAO constituye el espíritu activo formador, se le denomina así porque tiene el poder de formar (metafísica trascendental), entonces si la persona no actúa conforme a la moral, este va y la castiga. El TAO es la divina deidad terrestre que premia a los buenos y castiga a los malos, en un grado de desarrollo elevado (entre 19 y 30) no admite un SENTIDO inequívoco porque a este no se le puede engañar. Podemos decir que el TAO es una pequeña conciencia universal que mora dentro de nosotros, que nos pertenece y que trata de armonizar el YO individual.

Este mismo sabio también me dijo: «He tenido un sueño en el cual veía como un río de agua de vida limpia y transparente subía por una montaña (sueño real). La montaña hace referencia a la purificación para consumar la ofrenda a Dios, del mismo modo que fue realizada por Moisés cuando subió al monte a recoger las Tablas de la Ley que Dios le entregó. La ley es una necesidad impuesta desde fuera como la hizo Dios y como la hace el TAO CS, en sí misma es una necesidad circunstancial, sin embargo, no constituye lo supremo ni lo último. Pues, lo supremo y lo último deben elevarse por encima de la ley, ya que forman parte del comienzo del CIELO, es decir, del devenir de la conciencia que como un río mana de un trono».

«22 1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. 2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones».
Apocalipsis 22: 1 – 2.

Bienaventurados los que comen del árbol de la vida: su fruto, porque Dios se lo dará gratuitamente todos los meses.


Desde los cielos venían
sin saber de dónde viene.
Una perla con su luz,
al sabio le han dicho que tiene.
                                              
No ven la herida que lleva,
no ven la muerte que anda.
Él nadando sobre el mar,
ella sin alivio canta.

Silencio a cal y canto
cuando la injusticia clama.
Tienen la lengua tan fina
que solo importa al que aman.

El mar enfurece cuando él canta,
demonios que comen voces.
Mientras los altos flamencos
con ritmos pegando coces.

Presentan torsos desnudos
en los escritos floridos:
a unos los visten de santos,
a otros los ponen podridos.
                                               
A la espalda de sus alas
las mil llamadas de socorro:
la mitad lo ve angustiado,
otros dispuestos al acoso.

El día corre deprisa,
la noche colgada al hombro.
Fatigas a la torera
que viene el mar y sus demonios.

Voces de vida sonaron
cerca del Guadalquivir,
voces de antiguas leyendas
se acercaron a mí.


Las estrellas han llegado
con sus luces varonil,
más vale que la recibas
y no tener que morir.

¡Ay David, lo que tú fuiste,
digno de poder vivir!
¡Ay David, lo que te dieron,
la fuente del no morir!

¡Ay David, lo que te han dicho,
no regales el elixir,
que un ángel de vida ha puesto
en tu cabeza un candil!
                                               
Solo por las estrellas
los niños pueden subir,
sin maldades, sin soberbia y con justicia,
generosos sin el ego en el vivir.




EL MÉDICO ALQUINATURISTA:
TZU HANG




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